En una agencia de marketing digital, especializada en SEO, los consultores estaban trabajando en una nueva estrategia para posicionar a un cliente clave en los primeros resultados de Google. Se les pidió que imaginaran ser el director de innovación de una gran empresa tecnológica enfrentándose a una crisis: la filtración de un secreto de la empresa. Las respuestas de los consultores variaban, pero había un patrón común entre aquellos que usaban ChatGPT para obtener ayuda sin cuestionar sus resultados ni darle el contexto necesario para que “la máquina” trabajara bien.
Carlos, un consultor junior talentoso pero a veces un poco apresurado, decidió preguntarle a ChatGPT qué haría en esa situación. ChatGPT le dio una respuesta rápida: aumentar la transparencia y mejorar las defensas contra las filtraciones. Carlos presentó esa respuesta tal cual, pensando que estaría bien. Pero cuando el director de la agencia revisó su estrategia, quedó claro que había un problema. La respuesta de ChatGPT, aunque aparentemente correcta, era contradictoria. No se puede ser completamente transparente y al mismo tiempo aumentar la seguridad al punto de evitar filtraciones.
El director aprovechó esta oportunidad para enseñarle a Carlos una lección crucial. Explicó que el verdadero valor de ChatGPT no está en copiar y pegar respuestas, sino en usar la herramienta para profundizar en el análisis y tomar decisiones informadas de forma iterativa, preguntando, escuchando, corrigiendo o repreguntando a la IA y volviendo a comenzar. Los consultores deben aprender a condicionar las preguntas y a no aceptar la primera respuesta sin cuestionarla. ChatGPT debería ser, por tanto, un punto de partida para desarrollar su pensamiento crítico y estratégico.
Un Estudo recente mostró que el uso de ChatGPT puede incrementar la velocidad de trabajo en un 25.1% y mejorar la calidad en un 40%, y esto es extensible también al ámbito corporativo. Sin embargo, esto solo se logra cuando la herramienta se usa correctamente, con intervención humana tanto al inicio como al final del proceso.
En la agencia, no están aislados de lo que sucede en el mundo con la irrupción de la inteligencia artificial. De hecho, muchas veces van un paso por delante. Aquí, tienen la oportunidad de experimentar y cometer errores con menos riesgos que en el mercado. Por eso es esencial que aprovechen herramientas como ChatGPT de manera estratégica.
La intervención humana es imprescindible, no pueden dejar que la máquina responda lo que quiera sin darle contexto y criterio. Al inicio, los líderes deben diseñar preguntas y tareas que fomenten el pensamiento crítico. Luego, en la fase final, deben revisar y corregir las respuestas generadas por ChatGPT. Este proceso no solo mejora la calidad del trabajo, sino que también enseña a los consultores a pensar de manera más profunda y estratégica.
Un estudio de Pew Research Center encontró que aproximadamente un cuarto de los estudiantes de bachillerato han utilizado ChatGPT para ayudar con sus tareas escolares. Esto muestra la rápida adopción de la tecnología en el ámbito educativo, aunque también plantea desafíos. Por ejemplo, un 25% de los profesores han sorprendido a estudiantes usando ChatGPT para hacer trampa en tareas y exámenes.
El perfil del «consultor junior perezoso» que simplemente copia la primera respuesta de ChatGPT es un desafío. ChatGPT no está diseñado para hacer a los profesionales más perezosos; está para hacerlos aprender más rápido y de manera más eficiente. Pero esto solo ocurre cuando los usuarios emplean la herramienta de manera correcta, cuestionando y analizando las respuestas. Los líderes también están en un proceso de aprendizaje, adaptándose a estas nuevas herramientas para guiar mejor a sus equipos.
La integración de herramientas de IA en la estrategia empresarial no solo optimiza los procesos, sino que también prepara a los consultores para un entorno laboral cada vez más digital. Usar las inteligencias artificiales para aprender más rápido y ser más productivo es hoy uno de los principales valores de su desarrollo profesional.
Queremos estar a la vanguardia de esta revolución tecnológica. Esto nos obliga a formar a personas con más criterio, juicio crítico e incluso más atención al detalle que antes. Además, es fundamental inculcar en los profesionales un constante deseo de aprender cada nueva tecnología que aparece, ya que esto los convertirá en mejores consultores. Solo a través de un enfoque que combine la innovación tecnológica con el rigor estratégico y la curiosidad continua, podemos preparar a nuestros consultores para los desafíos del futuro.
