
El viaje de OpenAI hacia la creación de Sora
La historia de OpenAI es un recorrido de innovación tecnológica que ha transformado la inteligencia artificial (IA) en múltiples ámbitos, desde el procesamiento del lenguaje natural hasta la generación de imágenes, código y ahora videos. Fundada en diciembre de 2015 por Elon Musk, Sam Altman y otros líderes tecnológicos, OpenAI nació con la misión de garantizar que la IA beneficie a toda la humanidad.
Primera etapa: los orígenes de OpenAI (2015-2018)
En sus primeros años, OpenAI se centró en investigaciones avanzadas en aprendizaje automático y redes neuronales. Un hito temprano fue «OpenAI Gym» en dos mil dieciséis, una plataforma para entrenar modelos de IA. Ese mismo año, la compañía presentó «Universe», una herramienta para medir la inteligencia general de los algoritmos.
La era del procesamiento del lenguaje: ChatGPT (2018-2023)
El lanzamiento de «GPT-2» en dos mil diecinueve marcó un punto de inflexión con un modelo capaz de generar textos complejos. Le siguió «GPT-3» en dos mil veinte, que revolucionó la generación de lenguaje natural. Sin embargo, el verdadero salto popular ocurrió con el lanzamiento de «ChatGPT» en noviembre de dos mil veintidós, convirtiéndose rápidamente en una herramienta esencial para millones de usuarios en todo el mundo.
Creatividad visual: DALL·E y la IA generativa de imágenes (2021-2024)
En enero de dos mil veintiuno, OpenAI presentó «DALL·E», un modelo capaz de generar imágenes a partir de descripciones textuales. Su evolución continuó con «DALL·E 2» en dos mil veintidós, mejorando la calidad y realismo de las imágenes generadas, abriendo nuevas posibilidades en arte digital y diseño gráfico.
Programación asistida: Codex y la revolución del código (2021-2024)
En paralelo, OpenAI desarrolló «Codex», un modelo de IA especializado en la generación de código, lanzado oficialmente en dos mil veintiuno. Integrado en «GitHub Copilot», Codex permitió a los desarrolladores escribir código más rápido y eficiente, automatizando tareas complejas de programación.
El salto a la generación de videos: Sora (2024)

Finalmente, en diciembre de dos mil veinticuatro, OpenAI presentó «Sora», su innovador generador de videos a partir de texto. Con tecnologías avanzadas heredadas de sus modelos anteriores, Sora promete redefinir la creación audiovisual, aplicándose a campos como el cine, la publicidad y la educación. Este desarrollo cierra un ciclo de innovación, consolidando a OpenAI como líder en IA multimodal.
Esta evolución tecnológica no solo refleja avances técnicos, sino también transformaciones culturales, sociales y económicas que siguen impactando a industrias creativas y empresariales en todo el mundo.
OpenAI acaba de lanzar Sora, su generador de vídeos basado en inteligencia artificial. El impacto ha sido inmediato: creadores de todo el mundo ya imaginan nuevas formas de hacer cine, publicidad y contenido digital. Sin embargo, Europa no está invitada.
Por qué Europa se queda fuera
OpenAI ha decidido excluir a la Unión Europea del lanzamiento inicial de Sora. El motivo es el marco regulatorio europeo en materia de inteligencia artificial, especialmente el Reglamento de la IA que se encuentra en su última fase de aprobación. Las normas propuestas exigen niveles de transparencia y control difíciles de cumplir para empresas tecnológicas que operan a escala global. Según OpenAI, la complejidad regulatoria hace inviable lanzar Sora en Europa sin arriesgarse a sanciones severas.
En España y Portugal, esto supone un freno para la innovación tecnológica. Sin acceso a herramientas como Sora, los creadores, agencias y empresas europeas pierden competitividad frente a mercados como Estados Unidos y Asia, donde estas tecnologías ya están disponibles.

El coste de quedarse atrás
En Proportione hemos hablado antes del impacto de la normativa europea en tecnología y competitividad. Las regulaciones son esenciales para proteger derechos y evitar abusos, pero un enfoque excesivamente restrictivo puede condenar a Europa a un papel secundario en la economía digital global.
Mientras tanto, empresas como Google, Meta y Runway ya están acelerando sus proyectos de generación de vídeos. Si Europa sigue atrapada en una burocracia lenta y compleja, los innovadores europeos tendrán que buscar alternativas fuera de su propio continente para mantenerse relevantes.
¿Qué viene ahora?
Queda por ver si OpenAI renegociará su posición o si Europa flexibilizará algunos puntos clave de su reglamento para permitir el acceso a tecnologías avanzadas como Sora. Lo que está claro es que la innovación no espera. Si no actuamos rápido, el coste de esta exclusión será mucho más que económico: será una brecha tecnológica difícil de cerrar.
Impresiones tras el lanzamiento de Sora
El lanzamiento de Sora ha generado una ola de interés en la industria creativa, especialmente en Hollywood y el mundo del arte digital. Directores de cine, guionistas y artistas visuales ya han comenzado a explorar su potencial. Entre ellos se encuentra Walter Woodman, director del cortometraje «Air Head», quien destacó la capacidad de Sora para crear mundos surrealistas, describiéndolo como «una nueva era del expresionismo abstracto«.
Don Allen Stevenson III, con experiencia en DreamWorks, presentó «Beyond Our Reality», una obra llena de criaturas híbridas creadas con Sora, lo que demuestra su capacidad para generar personajes únicos y fantásticos. Paul Trillo, director y artista multidisciplinar, también elogió la herramienta, sugiriendo que podría redefinir la narrativa visual.
En el ámbito empresarial, OpenAI ya está en conversaciones con grandes estudios de Hollywood. Su estrategia es clara: integrar Sora en flujos de trabajo de producción audiovisual para crear escenas complejas de manera más rápida y económica. La tecnología permite generar tomas detalladas con descripciones textuales, simplificando tareas como tomas aéreas o secuencias de efectos visuales que, en un rodaje convencional, serían muy caros.
Sin embargo, algunos expertos advierten sobre posibles riesgos. La posibilidad de generar contenido hiperrealista plantea preguntas sobre desinformación y derechos de autor. OpenAI ya ha implementado restricciones para evitar usos indebidos, como la creación de deepfakes y la apropiación de estilos de artistas reconocidos.